Cuando uno crece rodeado de libros en casa, lo más normal es que antes o después le dé por consultar alguno. Poco a poco, curioso como Alicia, uno sentirá curiosidad de ver adónde lleva esa madriguera. El problema es que una vez dentro no va a querer salir de ese país tan maravilloso que son las letras. A mí me gusta leer novelas y, sin embargo, me dio por escribir poesía.
Este poemario se divide en dos partes: mundo idílico y mundo sensible.